Estrechamos las manos
que
convergen
con
los entusiasmos expansivos.
El amor brota
sin cesar,
a borbotones, con besos
que representan lo mejor.
Nos
entendemos
hasta
el punto de ser
en
la memoria que nos colectiviza
con
rachas que hemos de considerar
más
que buenas.
Estamos en esa paz
que nos embriaga
y nos permite lo más hermoso.
Quedamos
en ese trecho que todo lo da.
Nos
abrazamos,
y
experimentamos años
de
espera
por
fin llevados a la práctica.
Saboreamos
la más complaciente dedicación.
El Sol nos calienta.
Nos transformamos
en la naturaleza,
que nos quiere y mima.
Lo
fundamental se ha fiado
a
este momento estelar.
Nos
queda aprovecharlo.
La Tierra es origen y fin,
y todo lo cura.
Juan Tomás Frutos.
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