domingo, 26 de julio de 2015

APRENDER

El perdón lleva aparejado el propósito de enmienda. Si no hay cambio, no habrá perdón, sobre todo con uno mismo. Veo las mismas dudas en las mismas personas, y eso, analizado con perspectiva, es un bucle del que no se sale.

La pregunta es si queremos la transformación que pregonamos con las palabras. Yo tengo una respuesta. Se nota quién no quiere escucharla. Por eso no se la ofrezco. No hay mayor maestro que uno mismo, fundamentalmente con el paso de los años, pero a veces no aprendemos ni de lo propio.

¿Qué milagro se debería producir para formarnos desde las opiniones extrañas?

Juan Tomás Frutos.

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