sábado, 13 de junio de 2015

Preguntas y respuestas

No sé si a menudo miramos el cielo cuando surge el día, pero, si no lo hacemos, deberíamos. El alba, con sus variopintos mantos de colores y tonalidades muy particulares, y en sintonía con cada época del año, nos distrae con sus atractivas apariencias y sus dichas, que le acompañan, y también con los dones que nos regala a cada oportunidad, esto es, cada 24 horas.

Todo, como señala un amigo pintor, es un hecho milagroso. Nos debemos corresponder, ante tamaño presente, con un aprovechamiento claro, diáfano, no distraído.

La vida es un puñado de elecciones y de ocasiones que hemos de exprimir con voluntad y con el empeño de conquistarnos, en primer lugar, a nosotros mismos, desde el amor, claro, para a continuación realizar esa misma propuesta respecto de y para los demás.

La naturaleza nos circunda con sus sorpresas y suavidades. Hemos de verla como la gran aliada que es en los asuntos primordiales. No malgastemos los tiempos, que se van rápidos y no vuelven con las circunstancias pasadas. Pueden ser similares, pero nunca idénticas. No perdamos sin sacar beneficio lícito de cuanto sucede.

Viene, en definitiva, la mañana con el frescor de lo renovado. Recordamos lo que nos complace, esté o no esté, y nos ponemos en marcha con el afán de un contento que se multiplica como el agua en la naturaleza. Procuremos saciar y que no falte nada a lo colectivo y a lo minoritario. Hemos de proteger, igualmente, a lo débil, que podría ser garantía de la fortaleza de un mañana como éste, que tanta paz nos brinda.

Vayamos, pues, hacia delante. Todo aguarda a nuestras respuestas, y, antes que eso, a las preguntas, que son orígenes y destinos. No nos olvidemos de hacerlas. Eso nos dice la mañana. ¡Feliz día!

Juan Tomás Frutos.


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