sábado, 23 de noviembre de 2013

Joaquina les mira

El mundo es un cuadro. Sé que es un ejemplo fácil. Imagino que, por repetidos, todos lo son. En cualquier caso, me viene bien este símil puesto que hace años que lo interpreto así. Una pintura recoge una escena, un sueño, unos protagonistas, una naturaleza, unas sensaciones, unas ideas... lo que fuere. La existencia, en todo o en parte, al igual que el trabajo del artista, es eso: itinerarios, parcelas, cosechas, elucubraciones, opciones, pensamientos, posibilidades, igualmente en el conjunto que en un tramo. Depende de cómo hagamos la estampa que queremos significar.

La cosmología que refleja Joaquina Illán es excelente. Lo he dicho siempre, y siempre lo resaltaré, pues ella sabe de la conexión personal y del oficio que albergamos. Vemos con la misma sensibilidad, desde la humildad de aprender cada jornada.

Pues precisamente de aprendizaje va esta exposición, que sabe a aire fresco, a savia renovada, a reflejos de una sociedad que busca y halla en la pintura un punto de superación de la crisis de valores en la que nos hallamos.

Tienen suerte los alumnos de Joaquina de contar con una maestra tan buena en el doble sentido, en el profesional, pero, fundamentalmente, en el espiritual. Posee tanto y tan óptimo que ofrecer que es inevitable que recojamos de ella la más hermosa de las cosechas: el aprendizaje desde la sensibilidad que nos envuelve con las gotas constantes del quehacer cotidiano.

Sé que van a disfrutar de los trabajos aquí expuestos, ya que, aunque no conozco de cerca a los discípulos de Joaquina, sí sé de ella y de su talento. Seguro que la impronta de la que les hablo, esto es, su técnica, su sabiduría, su corazón y su brillo, aparecen en todo menester aquí brindado. Estén atentos, por favor, al colorido visible e invisible de esta colección, que, a buen seguro, les será completamente inolvidable. Joaquina les mira.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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