jueves, 28 de junio de 2012

Sin demora ni pausa

Busquemos lo que necesitamos en el tramo de la vida, que es tan corto que hemos de procurar que sea sencillo. Abundemos en los buenos hábitos, en los pronósticos sin reservas, en las voluntades que nos llevan al puro deseo de una paz que mueva montañas. Hemos de ser en la querencia más linda, en la más absoluta, con participaciones llenas de gracias y de ansias sin daño.

Nos hemos de poner en ese momento que nos contextualiza y ayuda. Nos debemos poner en ese lado que nos invita a participar con todo nuestro ser. La vida es una gran ocasión. Nos debemos al gran momento, al aire divertido, a las posibilidades existenciales, que son la salsa que siempre hemos de defender.

Olvidemos los malos episodios. Nos hemos de preferir con unas cautelas lindas, únicas, con esas simpatías que nos renuevan día tras día. Nos hemos de postular con garantías y emociones que nos liberen de muchos años de espera. Hemos de tomar en consideración que sólo se vive una vez.

Midamos los momentos y los espacios para no desaprovechar las posiciones y actitudes con las que crecemos, o podemos, día tras día. Nos hemos de poner a disposición del destino procurando que éste no nos gane la partida cuando actuamos en nombre del conjunto, y, si nos gana, hemos de mantenernos despiertos para renovar los empeños y los esfuerzos.

Hagamos caso al corazón, a ese interior que nunca nos falla, y tratémonos con tranquilidad para que las implicaciones surtan sus efectos en comandita. La vida es un compendio de cuestiones dichosas que hemos de disfrutar sin prisa, pero también sin demora ni pausa.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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