miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los avales de la comunicación

Reparemos en los momentos que fructifican, en esos que nos parecen supremos, porque lo son, y empecemos de nuevo cada vez que sea menester. No podemos oprimir los resultados, ni tampoco extenderlos de manera inconveniente. Pongamos lo que sea gracioso y graciable donde sea preciso para que haya un liderazgo personal en lo que respecta a nuestras propias vidas.

Mantengamos la mirada hacia las cosas importantes y hacia aquellas otras que también lo son aunque no sean tan visibles. No nos esfumemos en los instantes de relieve y de fortuna y aprendizaje. Nos hemos confundido en algunas ocasiones, pero incluso de ellas hemos de sacar un provecho, para no reiterar los equívocos, inevitables por otro lado.

Conformemos la realidad más palpable incluyendo la de quienes nos rodean, que no hemos de dejar en la estacada. No vayamos tan deprisa que no veamos lo que nos sucede. Hemos de implementar las formulaciones dándoles consistencia para que no fallen. Nos hemos de provocar con entusiasmos y creencias en el mañana, que es, con sus misterios, hermoso, que debe serlo.

Los principios son cruciales, como los finales, pero no olvidemos nunca los pasos intermedios con los que hemos de procurar salir hacia delante con entereza y buen humor. No malgastemos las fuerzas, de modo que siempre tengamos ilusión, incluso en momentos complejos.

La vida tiene muchos avales, en muchos lugares, en muchos momentos, con muchas gentes. Cuantos más seamos capaces de ganarnos con voluntad y empeño, más posibilidades tendremos de salir adelante. Todos esos avales tienen que ver con la comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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