domingo, 23 de octubre de 2011

Ordenemos la comunicación

Sentemos las bases de un sistema con el que podamos progresar. No tengamos miedo de lo que esté por suceder. Actuemos sin pronósticos anticipados. Hemos de disponer lo mejor de nosotros mismos.

Nos hemos de adecuar a las opciones que nos distraen con sus devociones más queridas. Pongamos todo en su sitio. Hemos de aglutinar los espacios con sus devociones más hermosas.

Hagamos de la existencia un compendio de honores. Lo básico nos debe distraer con lo justo, con lo preciso, con lo que es entendimiento y paciente dicha. Nos hemos de colocar ante la adversidad con la suficiente maestría y fuerza. Empeñemos lo mejor de nosotros mismos para salir de las sucesivas crisis.

Procuremos no quedarnos en esa nada que nos aclara algunos conceptos sin que sepamos bien lo que nos sirve o no. Hemos de acallar ciertas voces interiores que nos ponen el recorrido en otro orden. Las cosas fundamentales han de ser protegidas.

Comuniquemos con la más alta salubridad, abundando en las expresiones que nos distinguen con sus palabras sugerentes y no huecas. Todo es susceptible de conseguirse, de mejorar, de justificarse, si viene acompañado de la buena intención y del equilibrado quehacer cotidiano. Ordenemos pacientemente la comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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